miércoles, 17 de abril de 2013

¿LA MALDAD ESTÁ EN LOS GENES?


El 14 de diciembre del año pasado, un joven de 20 años de edad llamado Adam Lanza ingresó en la primaria Sandy Hook, en Newtown, Conneticut y abrió fuego sobre veinte niños y seis adultos antes de dispararse a sí mismo. Antes de ir a la escuela, el joven ya había asesinado a su madre con su propia escopeta.

Ahora, científicos de la Universidad de Conneticut se preguntan si los genes de Lanza pudieran esconder una explicación para el terrible comportamiento del joven. ¿Y si existiera un gen de la "maldad? ¿Qué tal que los asesinos pudiesen ser identificados antes de que cometan un crimen? ¿Sería ético castigarlos simplemente en base a su biología?
Estas y muchas otras preguntas circulan hoy en día entre el gremio científico, causando grandes controversias.

En la última década, el doctor Kent Kiehl, neurocientífico de la Universidad de Nuevo México, ha visitado ocho prisiones de alta seguridad para llevar a cabo resonancias magnéticas de los cerebros de criminales; Esto con el fin de descubrir si los psicópatas tienen estructuras mentales diferentes al resto de los seres humanos.

Sorprendentemente, Khiel ha encontrado resultados positivos para su hipótesis: al parecer, los psicópatas muestran una menor densidad del sistema paralímbico, zona encargada de procesar emociones. Así, estos individuos demuestran poca culpa, arrepentimiento o empatía para con sus acciones. Por otro lado, los "asesinos pasionales" tienden a presentar depresión extrema, al punto de sufrir psicosis alucinatorias. ¿Podrían estos factores estar determinados genéticamente?

Recientes investigaciones han encontrado genes específicos ligados a comportamientos antisociales o agresivos. En particular, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Florida encontró que el gen MAO-A, aparentemente hereditario, parece jugar un papel importante en esta cuestión: Este gen afecta los niveles de dopamina y serotonina secretados por el cerebro, neurotransmisores que afectan el humor y el comportamiento.

Sin embargo, estas conjeturas levantan el temor de que, de comprobarse que la genética tenga algo que ver con el índice de criminalidad, ésta deje de ser asociada con factores contextuales, eliminando así la posibilidad e iniciativa social de mejorar dicho ámbito. Además, si todo comportamiento criminal puede ser atribuido a déficits neurológicos, ¿se podría juzgar a la persona por sus acciones?

Este último factor ya está teniendo repercusiones legales en Estados Unidos, donde varios asesinos han sido sentenciados por "homicidio involuntario" tras comprobar que sus niveles de MAO-A eran altos. En Italia, un juez redujo la sentencia del algerino Abdelmalek Bayout, quien apuñaló a un hombre simplemente por un comentario que hizo sobre su apariencia, por la misma razón.

El doctor Nigel Blackwood, miembro del Instituto de Psiquiatría en King?s College, Londres, e investigador en la materia, remarca que los genes como MAO-A no son promotores del crimen en sí mismos, sino que crean una cierta vulnerabilidad en personas que de por sí han sufrido una infancia traumática y nociva. Así, los factores contextuales no deben ser subestimados ni desatendidos.

Además, Blackwood resalta la importancia de este tipo de investigaciones ya que, más allá de buscar un factor determinante detrás del crimen, el objetivo de los estudios es elaborar una terapia apropiada para personas cuya bioquímica no les beneficia en su comportamiento.

http://www.muyinteresante.com.mx/preguntas-y-respuestas/583355/maldad-cuestion-genetica/
http://www.catedraderamiro.blogspot.com

jueves, 11 de abril de 2013

PROYECTO BRAIN. UN RETO DE CONOCIMIENTO DEL HOMBRE


El pasado 2 de abril el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció en la Casa Blanca que asignará 100 millones de dólares del presupuesto de 2014 al proyecto Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies, BRAIN (Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras) con el que investigadores de todo el mundo pretenden trazar un mapa exhaustivo del cerebro humano, detallando una a una todas las conexiones neuronales. Este proyecto científico unirá a las agencias federales de investigación de EE.UU. y laboratorios científicos para “desarrollar técnicas para mapear la actividad completa de los circuitos neuronales.

Como destacado investigador y referente internacional en neurociencia, ¿qué supone según usted este proyecto para la ciencia y para la sociedad en general?

En primer lugar supone un compromiso firme de los Gobiernos por la investigación básica como fuente de conocimiento y de riqueza para avanzar después en la ciencia aplicada y generar beneficios de tipo médico y humano. Y en segundo lugar, para la neurociencia es uno de los mayores retos del conocimiento del hombre, sabemos cómo funciona una célula pero este proyecto trata de registrar la actividad eléctrica de unos 100.000 millones de neuronas a la vez.
Algunos expertos, como Rafael Yuste, uno de los inspiradores de este proyecto se muestran prudentes y realistas al señalar que entre crear ese mapa del funcionamiento de los circuitos cerebrales y lograr curas para enfermedades como la esquizofrenia, el Parkinson,  la epilepsia o el Alzheimer “hay un camino que andar”.

¿Cree que se podrán curar esas enfermedades en el plazo de diez años?
Esta investigación, junto a otras puestas ya en marcha, ayudará a conocer mejor cómo funciona el cerebro sano y el cerebro enfermo lo que facilitará la producción de nuevos medicamentos para tratar estas enfermedades, pero es un reto muy ambicioso y enormemente complejo que se irá desarrollando poco a poco.
Por su ambición, el Brain Activity Map recuerda al Proyecto Genoma Humano. Mapear y manipular todas las neuronas del cerebro con tecnología no invasiva y 100% segura para el hombre exigirá el esfuerzo de científicos de numerosos laboratorios y países. Además, se estima que las actividades económicas que generará serán comparables a las producidas por el proyecto del genoma humano, donde cada dólar invertido acabó generando 141, según la fundación Batelle.

¿En su opinión son comparables este proyecto y la Secuenciación del Genoma Humano?
Secuenciar el genoma humano era un juego de niños comparado con la complejidad de conocer cómo funciona el cerebro en su conjunto. Aunque ambos proyectos son grandes avances científicos de un país que quiere ser líder en el mundo y que pueden  generar enormes y potentes beneficios económicos, este proyecto implica desarrollar nuevas tecnologías hoy día aún inimaginables.
La Unión Europea  puso en marcha en febrero el Human Brain Project  (Proyecto Cerebro Humano)  con un presupuesto de 1.000 millones de euros donde los mejores expertos de 87 instituciones de toda Europa investigarán durante 10 años cómo funciona el cerebro humano y tratar de dar cura a enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.

¿Qué diferencia hay entre este proyecto y la iniciativa apoyada por el Presidente Obama?
El proyecto americano en el que trabaja Rafael Yuste y el europeo dirigido por el Prof. Henry Markram de la École Polytechnique Fédérale de Lausana son distintos y complementarios.
El Human Brain Project tratará de crear un modelo detallado de las conexiones del cerebro para entender cómo se estructura la comunicación neuronal, mientras que el proyecto BRAIN se centrará en registrar la  actividad funcional de millones de neuronas simultáneamente.   Si llegamos a conocer perfectamente al cerebro como máquina, al igual que ya sabemos cómo funciona el corazón, el hígado o los pulmones, podremos entender qué ocurre para que el ser humano experimente cambios de conducta, piense, sueñe, ría, llore, etc.

José López Barneo
http://www.granadaenlared.com/2013/04/11/lopez-barneo-considera-al-proyecto-brain-uno-de-los-mayores-retos-de-conocimiento-del-hombre/