Los científicos de la misión Rosetta han observado características y
procesos que no esperaban encontrar en el cometa.
Es un mundo rocoso, muy accidentado, polvoriento, rico en componentes orgánicos pero
con menos hielo del esperado; muy oscuro, con temperaturas que oscilan entre
los -70ºC y los -150ºC y en el que incluso parece que hay viento. Este sería el
retrato del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko realizado a partir de
las conclusiones de siete estudios que recoge esta semana la revista Science.
Se trata de la primera tanda de resultados obtenidos tras
analizar las mediciones realizadas por la sonda espacial Rosetta, la nave de la Agencia
Espacial Europea (ESA) que entró en la órbita de este cometa el pasado
agosto.
En diciembre, la revista Science eligió a Rosetta como el avance
científico más destacado de 2014 debido, en gran parte, al aterrizaje del
robot Philae en la superficie del cometa que se llevó a cabo en noviembre.
A los investigadores que trabajan en esta misión aún no les ha dado tiempo a
analizar en profundidad los datos recabados durante esa compleja maniobra y a
lo largo de unas 60 horas que permaneció activo Philae antes de que
se agotaran sus baterías.
Pero sí tienen ya las conclusiones de los primeros datos recogidos por
los instrumentos de la sonda Rosetta, la nave principal que está orbitando el
cometa. Les han permitido hacer una completa radiografía de este exótico mundo,
en el que están viendo características y procesos que no esperaban encontrar.
Así, según detalla uno de los estudios realizados con el instrumento
OSIRIS, los científicos han hallado indicios de que hay transporte de polvo, lo
que podría significar que hay viento o un fenómeno parecido: "No
pensábamos que hubiera viento. Se han visto también estructuras que se parecen
a las dunas, lo que nos ha llamado la atención porque no sabíamos que se daban
esos procesos de transporte", explica a EL MUNDO Pedro J. Gutiérrez,
investigador del instrumento OSIRIS de la misión Rosetta en el Instituto
de Astrofísica de Andalucía (IAA).
"También en otras zonas hemos visto indicios de erosión, aunque
probablemente se deba más a la acción del hielo que va convirtiéndose en gas a
medida que se acerca al Sol", señala en conversación telefónica.
No es la única sorpresa porque, según relata el investigador andaluz, este
cometa parece un mundo muy activo: "Hemos podido apreciar con detalle una
serie de características superficiales que nos hacen pensar que se dan gran
cantidad de procesos geofísicos. Por ejemplo, la posibilidad de que en el
interior del cometa haya material fluido". Estas características están
descritas en el estudio liderado por Nicolas Thomas, y en el que participan
también los españoles Rafael Rodrigo, investigador principal del instrumento
OSIRIS en nuestro país, Luisa Lara y José López Moreno.
La gran resolución de las imágenes captadas por la sonda (de 80
centímetros) les está permitiendo observar detalles de la superficie del
cometa, que está compuesto por dos lóbulos unidos por una especie de cuello,
una forma que también les ha sorprendido.
Otro de los estudios, en este caso realizado con datos del instrumento
VIRTIS, concluye que la superficie del núcleo del cometa es rica en
componentes orgánicos y opacos, pero tiene muy poco hielo.
Los científicos sabían que los cometas eran rocas de hielo y polvo, pero
resulta que 67P tiene, aproximadamente, cuatro veces más polvo que hielo.
A las pocas semanas de entrar en la órbita del cometa, los investigadores
de la ESA ya dijeron que 'Chury' era un mundo "más oscuro que el
carbón". Ahora precisan que sólo refleja el 6% de la luz que recibe (lo
que se denomina albedo). A modo de comparación, la Tierra refleja el 31% de la
luz y la Luna, el 12%.
Los científicos también creen que el núcleo del cometa, que está compuesto
por roca, polvo y gas helado, podría ser bastante poroso y 'esponjoso'. Pedro
J. Gutiérrez destaca que, por primera vez, se ha logrado medir de forma directa
la densidad de un cometa, gracias a la cual pueden determinar su porosidad,
"un aspecto muy importante porque nos permite relacionarlo con los
procesos de formación del cometa". Hasta ahora, dice el científico, todas
las estimaciones que se habían hecho eran indirectas.
Obtuvieron la densidad combinando la masa y el volumen. La masa fue medida
por primera vez en un cometa gracias al instrumento RSI. Por otro lado,
determinaron el volumen de 67P a partir de un modelo digital del núcleo del
cometa realizado con OSIRIS.
Otro de los trabajos ha determinado la composición del coma (la nube de
polvo y gas que se genera a medida que la superficie helada va calentándose).
Han documentado el movimiento de agua, monóxido de carbono y dióxido
de carbono a través del coma, lo que revelaría complejas interacciones
entre éste y el núcleo del cometa. Otros equipos se han centrado en analizar
granos de polvo o en investigar los iones de agua de su atmósfera para intentar
averiguar cómo pudo formarse la magnetosfera alrededor del cometa.
Gutiérrez califica de "impresionante" la cantidad y calidad de la
información que está recabando la sonda Rosetta. "Todavía estamos
analizando datos de septiembre. Tenemos aún mucho trabajo por delante",
asegura.
La nave, cuya misión durará, al menos, hasta diciembre de 2015, acompaña
ahora al cometa durante su viaje hacia el Sol. Cuando esté cerca de él, la
temperatura en su superficie, que en la actualidad es de -70ºC, rondará los
130-150ºC.