El colegio pediátrico más influyente
de Estados Unidos dio su visto bueno a los matrimonios entre personas del mismo
sexo y ratificó que una relación estable entre padres, independientemente de su
orientación sexual, contribuye a la salud y bienestar de un niño.
En un informe
técnico publicado esta semana en la revista Pediatrics, la AAP (Academia Estadounidense
de Pediatría) concluye que “la evidencia científica muestra que los niños
tienen las mismas necesidades emocionales y de desarrollo si son criados por
padres de géneros iguales o diferentes”, y agrega que lo que los menores
necesitan son relaciones estables y duraderas con adultos comprometidos a
mejorar sus experiencias de vida.
La academia
cita investigaciones que indican que casi dos millones de niños estadounidenses
están siendo criados por padres homosexuales, muchos de ellos en los estados
que no permiten el matrimonio homosexual, y que no existe una relación
causa-efecto entre la orientación sexual de los padres y el bienestar de los
hijos.
“Los niños
deben crecer en familias estables y que ofrezcan seguridad permanente, y la
forma de hacerlo es a través del matrimonio, sea cual sea”, dijo Benjamin
Siegel, presidente del Comité de la
AAP sobre Aspectos Psicosociales de la Salud del Niño y la Familia y coautor del más
reciente documento. “La AAP
considera que debe haber igualdad de oportunidades para acceder a la
estabilidad económica y federal para que las parejas casadas puedan criar a sus
hijos”, agregó.
El hecho de que
un instituto del calibre de la Academia Estadounidense
de Pediatría apoye de manera tan contundente la adopción homosexual, tiene un
importante significado. Según Álvaro Franco, director del grupo de
investigación en neurodesarrollo infantil de la Universidad del
Bosque, la AAP
lleva la bandera de la pediatría en el mundo, y “al no tener un interés
político ni económico, quiere decir que realmente hay un respaldo científico
que demuestra que no existe problema en que haya crianza por parte de una
pareja homosexual”.
Por otro lado,
la senadora
Claudia Wilches, quien se mostró en desacuerdo con el reciente
pronunciamiento de la
Corte Constitucional en el que se reconoce como familia la
unión entre parejas del mismo sexo, no cree en la validez del concepto técnico
emitido por la AAP.
Basándose en los argumentos del psiquiatra estadounidense
George Alan Rekers, dice que los hijos de padres homosexuales están más
expuestos a vivir en estrés, ya que estas parejas “son inestables en el tiempo
y el promedio de sus relaciones es de 18 meses, lo que llevaría a que el niño
esté en riesgo emocional”.
Lo mismo opina
monseñor Fabián Marulanda, de la Conferencia Episcopal
de Colombia, para quien “tratándose de un tema que apenas está conociéndose, es
muy difícil dar un crédito absoluto a la opinión de la Academia Estadounidense
de Pediatría, así sea científica”, y explica que desde la visión de la Iglesia , “lo normal es que
el niño crezca teniendo un referente masculino y femenino, así las dos personas
del mismo sexo puedan darle el mismo afecto”, y añade que la mujer tiene una
serie de calidades que no tiene el hombre y viceversa.
Sin embargo,
para Yolanda Puyana, profesora de la
Escuela de Estudios de Género en la Universidad Nacional ,
“no importa el tipo de familia, sino el afecto. Si el papá y la mamá son del
mismo sexo y tienen un excelente vínculo con el hijo, el hecho de que tengan la
misma orientación sexual no determina un daño para los hijos”.
Esto, según la académica, ha sido
demostrado en estudios de sociedades de psiquiatría de Estados Unidos y Canadá,
que coinciden en que el vínculo afectivo es lo más importante para los hijos,
aunque personajes como el procurador, Alejandro Ordóñez, férreo opositor de la
adopción por padres del mismo sexo, digan que “en razón del principio de
igualdad y de no discriminación” los niños deben estar con padre y madre.