Stuart
Hameroff es un médico anestesiólogo que observó desde su experiencia clinica
que los agentes anestésicos por él
pertenecían a
familias químicas muy diferentes y diversas y comenzó a preguntarse si estos
agentes tendrian algo en común que no fuera químico: su hipótesis es que estos
agentes que disipaban la conciencia (incluso en organismos unicelulares) podian
tener otro mecanismo de acción
distinto al
químico que explicara sus efectos anestésicos, postuló que estos efectos
estarian relacionados con modificaciones en la coherencia cuántica Junto con
Roger Penrose elaboró una teoria para explicar “el problema
difícil de la
conciencia”, conocida como hipótesis Penrose-Hameroff que ha sido violentamente
contestada por todos los flancos de las neurociencias.
Una
teoria cuántica: según ellos el cerebro humano posee un tramo de computación en
términos de mecánica clásica y otro tramo de computación cuántica. La idea de
que en el cerebro deberia existir cierta computación cuántica procede de
Penrose. Hameroff es un anestesiólogo que proporcionó a Penrose un posible
sustrato de esta computación cuántica y que situó en los microtubulos celulares
(estructuras esqueléticas celulares) que según él operarian como pequeños
computadores cuánticos.
La idea por la que Hameroff pretende explicar el problema dificil de la conciencia es más o menos ésta. La conciencia o quizá algo protoconsciente es fundamental en el universo, es parte de nuestra realidad como el movimiento de rotación, la masa o la carga eléctrica, es decir cierta propiedad fisica de la que sólo podemos decir “está ahi”. La conciencia es una de estas propiedades, un punto de vista que comparte con Chalmers que piensa que la conciencia conlleva algo intrínseco al universo.
Penrose y Hameroff piensan que los qualia deben existir en el nivel fundamental del universo, en el nivel de realidad mas bajo que existe en términos de la escala de Planck: aquel nivel donde el espacio-tiempo ya no es continuo sino cuántico. Al descender a ese nivel el espacio-tiempo se convierte en una granularidad -un totum revolutum- y este es el nivel fundamental. Es aqui donde Penrose y Hameroff suponen que existen los qualia como patrones de esta granularidad fundamental de la geometría del espacio-tiempo.
Nuestras mentes son intrinsecamente distintas a los ordenadores claáicos y parecen procesar la información más bien en un estilo Sherlock Homes no a través de decisiones binarias sino siguiendo pistas oscuras y sutiles. Penrose descubrió que la unica fuente en el universo que podia trajinar con esta forma de energía no computable es el tipo particular de colapso de función de onda debido a la gravedad cuántica en la escala fundamental de Planck. No sólo se relaciona con los qualia sino que tambien conlleva un factor no algorítmico que distingue nuestras decisiones de las de los computadores, de modo que concluyó – aun sin conocer los trabajos sobre microtúbulos de Hameroff- que en el cerebro deberia darse algun tipo de computación cuántica que no podia estar en los nervios ni en las neuronas.
De lo cual se desprende que existe un factor “platónico”, un factor de qualia no computable presente en cada tipo de elección y en cada experiencia mental.
El libre albedrío es precisamente la experiencia psíquica subjetiva que combina ambos tipos de procesamiento -el cuántico con el clásico- y que sólo puede explicarse a partir de este doble procesamiento. Los sueños son otro de los escenarios donde podemos contemplar el procesamiento cuántico directamente y donde aquella granularidad donde todos los eventos parecen encontrarse agrupados vuelven a manifestarse. En el sueño es el entorno donde el colapso de función de onda puede obervarse directamente: soñamos para que lo cuántico se manifieste directamente, los sueños son información cuántica, el modo en que la granularidad se manifiesta.
Cuando se pierde la coherencia cuántica en los microtúbulos como en un paro cardiaco o cuando nos morimos, la información cuántica de la escala de Planck se disipa y se filtra en el universo como un todo, pero la información cuántica que estaba en nuestras mentes no se pierde del todo sino que queda suspendida en el entrelazamiento cuántico. Al estar en superposición cuántica y no experimentar una reducción o colapso, queda en un estado parecido al sueño y como el universo en la escala de Planck es no local existe holográfica e indefinidamente.
Tal vez esto sea el alma y quizas no todo termina con la muerte.
segun la propuesta de Hameroff.
La idea por la que Hameroff pretende explicar el problema dificil de la conciencia es más o menos ésta. La conciencia o quizá algo protoconsciente es fundamental en el universo, es parte de nuestra realidad como el movimiento de rotación, la masa o la carga eléctrica, es decir cierta propiedad fisica de la que sólo podemos decir “está ahi”. La conciencia es una de estas propiedades, un punto de vista que comparte con Chalmers que piensa que la conciencia conlleva algo intrínseco al universo.
Penrose y Hameroff piensan que los qualia deben existir en el nivel fundamental del universo, en el nivel de realidad mas bajo que existe en términos de la escala de Planck: aquel nivel donde el espacio-tiempo ya no es continuo sino cuántico. Al descender a ese nivel el espacio-tiempo se convierte en una granularidad -un totum revolutum- y este es el nivel fundamental. Es aqui donde Penrose y Hameroff suponen que existen los qualia como patrones de esta granularidad fundamental de la geometría del espacio-tiempo.
Nuestras mentes son intrinsecamente distintas a los ordenadores claáicos y parecen procesar la información más bien en un estilo Sherlock Homes no a través de decisiones binarias sino siguiendo pistas oscuras y sutiles. Penrose descubrió que la unica fuente en el universo que podia trajinar con esta forma de energía no computable es el tipo particular de colapso de función de onda debido a la gravedad cuántica en la escala fundamental de Planck. No sólo se relaciona con los qualia sino que tambien conlleva un factor no algorítmico que distingue nuestras decisiones de las de los computadores, de modo que concluyó – aun sin conocer los trabajos sobre microtúbulos de Hameroff- que en el cerebro deberia darse algun tipo de computación cuántica que no podia estar en los nervios ni en las neuronas.
De lo cual se desprende que existe un factor “platónico”, un factor de qualia no computable presente en cada tipo de elección y en cada experiencia mental.
El libre albedrío es precisamente la experiencia psíquica subjetiva que combina ambos tipos de procesamiento -el cuántico con el clásico- y que sólo puede explicarse a partir de este doble procesamiento. Los sueños son otro de los escenarios donde podemos contemplar el procesamiento cuántico directamente y donde aquella granularidad donde todos los eventos parecen encontrarse agrupados vuelven a manifestarse. En el sueño es el entorno donde el colapso de función de onda puede obervarse directamente: soñamos para que lo cuántico se manifieste directamente, los sueños son información cuántica, el modo en que la granularidad se manifiesta.
Cuando se pierde la coherencia cuántica en los microtúbulos como en un paro cardiaco o cuando nos morimos, la información cuántica de la escala de Planck se disipa y se filtra en el universo como un todo, pero la información cuántica que estaba en nuestras mentes no se pierde del todo sino que queda suspendida en el entrelazamiento cuántico. Al estar en superposición cuántica y no experimentar una reducción o colapso, queda en un estado parecido al sueño y como el universo en la escala de Planck es no local existe holográfica e indefinidamente.
Tal vez esto sea el alma y quizas no todo termina con la muerte.
segun la propuesta de Hameroff.
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