martes, 12 de junio de 2012

INVESTIGACION SOBRE LAS REDES SOCIALES


Hace muy poco el mundo festejó con bombos y platillos los 30 años de la creación de la World Wide Web, o simplemente Internet. Un adelanto tecnológico que cambió la historia de la humanidad. Desde el momento que ese invento del inglés Tim Berners-Lee se mundializó, la gente no tardó en calificarla como el gran cambio de la comunicación interpersonal. Se habían derribado las fronteras.

Poder dialogar, trabajar y hacer amistades en cualquier lugar del mundo parecía muy beneficioso. Ahora, ¿es eso real? Hoy por hoy, con muchos años de rodaje, debemos decir que no tanto y que la tendencia está empezando a preocupar. Es que con la proliferación de las redes sociales como Facebook y Twitter a la vanguardia, esa generación que nació con Internet ya en el ciber espacio, se están convirtiendo en planetas solitarios. Hoy cada vez son más quienes pasan más de seis horas diarias tuiteando y en el fondo están más aislados que nunca.

La democracia en las redes sociales es la creación de una nueva soledad. Estamos más juntos que nunca, con nuestro pasado y presente al alcance de un clic y, por lo mismo, absolutamente solos. Un estudio a 1.200 usuarios de Facebook, el año pasado descubrió que un 80% de este total eran solteros o separados, habiendo la mayoría de ellos terminado una relación tras hacerse usuarios de alguna red social y reemplazando el contacto natural con una persona, por la masa virtual y la valorización del grupo en "formato electrónico".

Los usuarios de Facebook han pasado de buscar conocidos familiares en la red a aceptar amigos como un acto natural y para mostrar una popularidad que no es tal. Lo mismo ocurre con Twitter, donde se juntan seguidores como figuritas.

El mismo estudio señaló que en 8 de cada 10 parejas divorciadas en Estados Unidos en los últimos dos años, uno de los cónyuges apuntó como causa la dependencia del otro a las redes sociales. Si antes la amante era el control remoto, ahora es un smartphone.
 
Un dato casi humorístico: Google+, que fue lanzado el 2011 como competencia a Facebook, pretendía garantizar el resguardo de la verdadera amistad creando círculos a los cuáles añadías personas de acuerdo a su grado de cercanía. La idea era evitar la promiscuidad de Facebook. Resultado: Google+ fue un fracaso y Facebook crece día a día.

Recientemente la investigadora noruega Cecilie Schou Andreassen, de la Universidad de Bergen, publicó un estudio en el que concluyó que Facebook puede provocar una adicción del mismo tipo que el juego, con los mismos síntomas y efectos que tiene la ludopatia. El estudio demuestra que las mujeres tienen mayor predisposición que los hombres a convertirse en adictos a la red social. Del mismo modo, los sujetos más jóvenes eran más propensos a ser dependientes del Facebook. 

El 32 % de los jóvenes del mundo considera que Internet es tan importante para su vida como el aire, el agua, la comida o la vivienda y más de la mitad cree que no podría vivir sin tener acceso a la red. 

El 91 % de los estudiantes y 88 por ciento de los jóvenes empleados tiene una cuenta de Facebook y de ellos, el 81 % y el 73 %, respectivamente, la revisan al menos una vez al día. Además, el 70 % de los universitarios valora más Internet que tener una cita, salir con los amigos o escuchar música.

Se hizo hace poco una lista de los 100 twitteros más influyentes de Estados Unidos: a 80 no se les conoce pareja, y de esos un buen porcentaje vive solo y trabaja conectado a una red social más de 8 horas seguidas. Hace poco un twittero preguntaba por otro, que andaba desaparecido. Un tercero le contestó: "o está muerto o encontró novia". 

Hay que volver a las juntadas de amigos para estudiar, a las rondas de mates, a la lectura de un buen libro por la noche, a disfrutar de un buen almuerzo familiar. En esas pequeñas cosas está la verdadera felicidad del ser humano que es un ser social por naturaleza (eso nos diferencia de los animales), que necesita de amor, de un buen beso, de un buen abrazo, algo que ninguna máquina en el mundo nos puede dar. 

(Fuente: “La soledad en tiempos de twitter”, Francisco Ortega, en revista Capital.)

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