La
nanotecnología está cambiando el mundo. Los materiales a escala 'nano' -un
nanómetro es la millonésima parte de un milímetro- presentan propiedades
físicas y químicas distintas a las que poseen a escala macro, y pueden mejorar
las prestaciones de la tecnología a la que se incorporan. Hoy en día, los
nanomateriales se emplean en sectores muy diversos, como el fotovoltaico, el
textil, el farmacéutico, el cosmético, la construcción y la automoción, y se
están descubriendo como una eficaz herramienta para combatir el cáncer y otras
enfermedades.
Los nanomateriales son materiales a los que se les ha incorporado
nanopartículas y nanofibras que los dotan de nuevas propiedades.
"Cualquier sustancia, en estos tamaños, cambia sus características físicas
y químicas, porque la misma cantidad en gramos tiene expuesta una superficie
mucho mayor para interactuar", explica María Pascual de Zulueta,
coordinadora general de Gaiker IK4. No solo pueden mejorar sus propiedades;
también pueden generar reacciones adversas, diferentes a las de las mismas
sustancias en escala convencional y macro, y que pueden suponer un riesgo para
la salud humana y el medio ambiente.
Precisamente eso es lo que estudia la nanotoxicología, una nueva
especialidad que "persigue ahondar en el conocimiento científico sobre los
posibles riesgos toxicológicos derivados de su empleo", define. "Son
nuevos materiales, no se conocen sus efectos tóxicos sobre la salud".
Además, los parámetros de detección existente no son válidos debido a su
tamaño. Por este motivo, Gaiker IK4 acoge hoy el congreso 'Evaluación de la
seguridad de los nanomateriales: situación actual y restos futuros', al que han
asistido cerca de 70 científicos de todo el mundo.
Su objetivo es profundizar sobre la calidad de los estudios actuales de
este nuevo campo, con un especial énfasis en la seguridad de los procesos y la
validación de ensayos in vitro frente a los ensayos in vivo. "Estas
técnicas permiten evaluar la toxicidad mediante ensayos en un laboratorio con
células en cultivo, al tiempo que hacen posible evitar en gran medida el uso y
sacrificio de los animales", explica Pascual de Zulueta.
Actualmente, se utilizan unos 12 millones de animales en el mundo para
experimentar, sobre todo, en el sector farmacéutico. "Los más habituales
son ratones, ratas y conejos", detalla Bart de Wever, secretario ejecutivo
de In Vitro Testing Industrial Platform (IVTIP), una entidad internacional que
desde 1993 trabaja para generalizar los tests in vitro, y que colabora en la
organización del congreso. Por un lado, por el gran rechazo social que hay
hacia estas prácticas. Y, en segundo lugar, porque en los primeros estadios de
una investigación no resulta eficiente. "Los resultados no son fiables,
hay demasiadas diferencias con los seres humanos, y además es un proceso muy
costoso".
Nanopartículas contra el cáncer
En el laboratorio de estudios celulares que Gaiker IK4 tiene en el Parque
Tecnológico de Bizkaia se cultivan células humanas para evaluar qué fármacos
podrían ser efectivos en el tratamiento de enfermedades como el cáncer de mama
y de hígado. Los prueban mediante tests nanotoxicológicos in Vitro.
"Ponemos en contacto estos materiales con las células en unas condiciones
determinadas y durante un tiempo regulado para ver cómo afecta a la muerte
celular", detalla Pascual de Zulueta. "El experimento se reproduce
más fácilmente y es más fiable a la hora de sacar conclusiones". De esta
manera, pueden descartar componentes nocivos en los primeros estadios de la
investigación, y evitar que lleguen hasta los animales en pasos más avanzados.
"Las agencias reguladoras disponen de unos protocolos muy estrictos para
probar un nuevo producto, y exigen que más adelante se prueben en animales".
Estos ensayos in Vitro son una excelente alternativa al uso de animales
para determinados estudios. "Por ejemplo, el de los efectos de un producto
sobre el hígado se realizará con células hepáticas, que constituyen una
herramienta idónea en la predicción de la toxicidad y el metabolismo hepático
de compuestos nuevos", explica la coordinadora de Gaiker IK4. Junto con el
hígado, la piel y los pulmones son los órganos que más podrían verse afectados
por una reacción adversa del producto.
En la actualidad, existen varios proyectos europeos encaminados a proponer
modelos in vitro validados para la evaluación nanotoxicológica. Uno de ellos es
Nanother, liderado por Gaiker IK4, en el que se están utilizando nanopartículas
como vehículos para conducir moléculas terapéuticas a un órgano diana.
"Primero se debe evaluar su toxicidad", indica Pascual de Zulueta.
"Otras veces, nos puede interesar que esa nanopartícula sea tóxica porque,
si queremos matar una célula cancerígena, lo que interesa es llegar al órgano
diana con una molécula que va a matar únicamente las células
cancerígenas". El centro tecnológico también participa en Skintrat, que
está desarrollando nuevas formulaciones terapéuticas en forma de crema que
contienen nanopartículas a base de minerales del mar muerto para patologías de
la piel, como psoriasis y atopías.
http://ciencia.elcorreo.com/tecnologia/2012-04-19/riesgos-nanomedicina-20120419.html
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