Resulta
conveniente hacer ahora, al acercarnos a su final, una recapitulación del
proceso de investigación tal como lo hemos expuesto hasta aquí en los capítulos
precedentes. Iniciado con el planteamiento de un problema de investigación que
implica responder a interrogantes situados en la frontera de los conocimientos
existentes, se habrá de recorrer luego un largo camino donde será preciso
atender, simultáneamente, a dos niveles diferentes: el teórico y el empírico.
Para el primero
de ellos nuestro trabajo se resumirá en la construcción del llamado marco
teórico que, convenientemente llevado a la práctica u operacionalizado, nos
indicará en definitiva qué datos es preciso obtener para satisfacer las
interrogantes iniciales. En cuanto al nivel empírico nuestra aproximación a la
realidad quedará concretada en un cierto tipo de diseño, implementado a través
de las técnicas de recolección que nos permitirán obtener los datos requeridos.
El instrumento de recolección de datos sintetizará ambos planos y será la
herramienta concreta que nos proporcione la información que necesitamos.
Se abre, a
partir de ese momento, la etapa propiamente dicha de la recolección de datos,
que puede tener mayor o menor complejidad y duración. En ella se aplicarán los
instrumentos a los objetos de estudio, lo que nos proporcionará las
informaciones que necesitamos, se completarán las lecturas, se procederá a
realizar efectivamente los experimentos, encuestas o estudios que sea menester.
Finalizadas
las tareas de recolección el investigador quedará en posesión de un cierto
número de datos, a partir de los cuales será posible sacar las conclusiones
generales que apunten a esclarecer el problema formulado en los inicios del
trabajo. Pero esa masa de datos, por sí sola, no nos dirá en principio nada, no
nos permitirá alcanzar ninguna conclusión si, previamente, no ejercemos sobre
ella una serie de actividades tendientes a organizarla, a poner orden en todo
ese multiforme conjunto. Estas acciones son las que integran el llamado procesamiento
de los datos.
Lo primero
que suele hacerse con el conjunto de los datos obtenidos es dividirlos de
acuerdo a un criterio bien elemental, separando de un lado la información que
es de tipo numérica de la información que se expresa verbalmente o mediante
palabras. Los datos numéricos quedarán como tales, cualquiera sea su
naturaleza, y se procesarán luego para exponerlos en forma clara y fácilmente
asimilable. El objetivo final será construir con ellos cuadros estadísticos,
promedios generales y gráficos ilustrativos, de tal modo que se sinteticen sus
valores y se pueda extraer, a partir de su análisis, enunciados teóricos de
alcance más general.
Los datos
que se presentan de forma verbal podrán sufrir dos destinos diferentes: se convertirán
en datos numéricos o quedarán como información no cuantificada, cualitativa.
Así, si se ha realizado una serie de entrevistas profundizadas, de tipo no
estructurado, pueden cuantificarse algunos de los datos obtenidos del número de
entrevistados por sexo y edad, la respuesta a alguna pregunta específica en
tanto que otras informaciones se mantendrán en su forma verbal, como paradigmas
o ejemplos de las opiniones de la muestra frente a ciertos problemas de
interés.
El criterio
a adoptar dependerá de circunstancias concretas: de los objetivos del trabajo,
de la posibilidad de cuantificar cada variable, del tamaño del universo o
muestra considerados y de varios otros criterios. En todo caso se debe tener
presente que, siempre que tenga sentido, es preferible cuantificar en lo
posible los datos obtenidos.
No existe,
como pretenden algunos metodólogos parcializados, ninguna oposición entre datos
cuantitativos y datos cualitativos: lo que existe es un diferente grado de
precisión y de complejidad en cada una de las variables que medimos, de modo
tal que siempre es posible abstraer de ellas algunos aspectos cuantitativos en
tanto que otros, por su complejidad, tendrán que permanecer como cualitativos.
Una vez
adoptado un criterio frente a cada categoría o subconjunto de datos se podrán
abordar ya, con mayor claridad acerca de nuestros objetivos, las tareas básicas
del procesamiento. En primer lugar será preciso hacer una revisión detallada de
todos los datos obtenidos, atendiendo en especial a su coherencia.
Si se trata
de cuestionarios o de pautas de observación, de registros de tests,
sociogramas, o de cualquier otro instrumento de recolección, habrá que examinar
cada uno de ellos para analizarlos internamente, buscando sus posibles
incongruencias, omisiones o errores, y enmendándolos si cabe hacerlo.
Es decir, se
revisará sistemáticamente toda la información disponible, juzgando su calidad y
el grado de confianza que merece, para determinar qué parte puede incluirse en
el informe de investigación, cual debe corregirse o modificarse en algo
(acudiendo, llegado el caso, a una nueva recolección de datos) y cual, por sus
graves deficiencias, deberá ser excluidas sin más. Por cada tipo de datos se
procederá entonces como sigue:
Los datos
numéricos se procesarán agrupándolos en intervalos y se tabularán. Luego se
construirán con ellos cuadros estadísticos, calculándose además las medidas de tendencia
central, de dispersión o de correlación que resulten necesarias.
Los datos
verbales que se desea presentar como numéricos sufrirán una primera operación
que se denomina codificación. De allí en adelante se trabajarán al igual que
los otros datos numéricos, mediante la tabulación y el procesamiento en cuadros
estadísticos.
La
codificación es un procedimiento que tiene por objeto agrupar numéricamente los
datos que se expresen en forma verbal para poder luego operar con ellos como si
se tratara, simplemente, de datos cuantitativos. Para lograrlo se habrá de
partir de un cúmulo de informaciones que tengan una mínima homogeneidad,
condición necesaria para poder integrarlas. Pueden tratarse de cientos de respuestas
a una misma pregunta o de una variedad de posibles situaciones observadas
mediante un mismo ítem de una pauta de observación: en ambos casos existirá una
determinada variedad de declaraciones o de observaciones que presenten las
respuestas o los comportamientos de los objetos de estudio.
El primer
paso a dar frente a todos estos datos es realizar una revisión atenta de un
subgrupo reducido de ellos con el objeto de encontrar una tipología de
respuestas posibles, en concordancia, por otra parte, con las formulaciones
teóricas que guían la investigación y con los criterios adoptados en la etapa
de operacionalización.
A cada
categoría de respuestas habremos de darle un código particular, un número o
letra diferente, que servirá para agrupar tras de sí a todas las respuestas u observaciones
que sean idénticas o que, al menos, aparezcan como equivalentes. Luego
procederemos a señalar a cada uno de los cuestionarios u hojas de observación
con el código que le corresponde en cada caso, con lo que quedará sintetizada
la respuesta que contiene. El proceso se facilita grandemente cuando se realiza
mediante computadoras.
La palabra tabulación
deriva etimológicamente del latín tabula, y significa hacer tablas, listados de
datos que los muestren agrupados y contabilizados. Para ello es preciso contar
cada una de las respuestas que aparecen, distribuyéndolas de acuerdo a las
categorías o códigos previamente definidos.
Cada una de
las preguntas de un cuestionario o de una hoja de observación tendrá que ser
tabulada independientemente, por lo que es preciso hacer previamente un plan de
tabulación que prepare adecuadamente la tarea a realizar.
Esta etapa
del trabajo puede desarrollarse manualmente, mediante el procedimiento que
esbozaremos a continuación, cuando se trate de un número relativamente pequeño
de datos; cuando esto no sea así resultará mejor acudir al procesamiento
electrónico de datos, para lo cual existen ya adecuados paquetes de computación
que facilitan grandemente esta tarea. Para ello es necesario preparar los
instrumentos de recolección con casilleros especiales de registro para que las máquinas
los procesen.
Para realizar
una tabulación manual deberán confeccionarse planillas u hojas de tabulación
donde figuren los códigos sobre la base de los cuales se habrán de distribuir
los datos. También deben dejarse espacios para señalar, mediante signos
convencionales, las unidades que se van contabilizando. En la columna de
códigos se anotarán cada uno de los que se hayan establecido en el proceso de
codificación de la variable, si ésta no se presentaba inicialmente en forma
cuantificada.
Si no es
así, irán directamente los intervalos establecidos para la distribución. En el espacio
reservado a las respuestas se colocará, por cada cuestionario que se tabule, un
signo en la categoría que corresponda según la respuesta que en él aparezca.
Una vez tabulados todos los cuestionarios se contarán las respuestas anotadas
en cada casillero, expresándose en números en la columna del total.
El resultado
de la tabulación será este cómputo ordenado de las respuestas. Sin embargo, las
tablas así obtenidas no serán aptas todavía para presentarse al público, pues
deberán sufrir algunas transformaciones de forma que permitan su mejor
comprensión.
CUADROS
ESTADISTICOS
Decíamos que
luego de terminar con la tabulación de toda la información contenida en
nuestros instrumentos de recolección era preciso presentar los resultados de
modo tal que estos se hiciesen fácilmente inteligibles aun para los lectores no
especializados. Para lograrlo es preciso presentar los datos en la forma más
clara posible, haciendo explícito cualquier elemento que pueda dar origen a confusiones
o dobles interpretaciones y ordenando toda la información de la manera más
rigurosa.
Este
criterio se manifiesta, en primer lugar, en el correcto titulado de cada
cuadro. Ello significa que el título debe contener todas las características de
la información que se presenta, en forma concreta, específica y no difusa.
Cuando en un
cuadro aparecen dos variables deberá mencionarse primero aquella que suponemos
dependiente y luego la independiente.
GRAFICACIÓN
La
graficación es una actividad derivada de la anterior que consiste en expresar
visualmente los valores numéricos que aparecen en los cuadros. Su objeto es
permitir una comprensión global, rápida y directa, de la información que aparece
en cifras. Es sumamente útil, especialmente cuando nos dirigimos a lectores con
poca preparación matemática, aunque siempre es recomendable por el valor de
síntesis que posee.
Raramente se
grafica toda la información que se presenta en una investigación pues ello
ocuparía un espacio desmesurado en el informe de investigación, lo que podría
más bien a confundir al lector. Lo corriente y más aconsejable es graficar las
informaciones más importantes y generales que se presten a una expresión
gráfica.
Para llevar
adelante esta tarea existe una infinidad de formas posible que incluyen, entre
las más conocidas, los gráficos de barras, los histogramas, los gráficos de pastel",
las escalas gráficas, etc. El criterio del investigador junto con sus
conocimientos matemáticos serán los encargados de determinar cuál es el gráfico
más apropiado para cada conjunto de datos.
http://metodoinvestigacion.files.wordpress.com/2008/02/el-proceso-de-investigacion_carlos-sabino.pdf
bueno
ResponderEliminarEXCELENTE MUY BUENO REALMENTE MAESTRO! SALUDOS DESDE PERÚ
ResponderEliminar(Y)
ResponderEliminar